Parcheas tu Vida (y no lo sabes): Arreglar y Parchear

Parcheas tu Vida (y no lo sabes): Arreglar y Parchear

arreglar y parchear

Parcheas tu vida.

 

Yo también lo hago en varias ocasiones, tengo que confesar que es más “sencillo”.

Eso sí, en los momentos en que soy consciente de que lo estoy haciendo, comprendo que seguir de esa manera no va a ser tan eficiente como Arreglar el problema.

Porque Arreglar y Parchear son 2 cosas muy diferentes que a menudo la gente confunde.

¿Qué es Parchear?

parchear

Un parche es una pobre “solución” reactiva con fecha de caducidad.

La opción más cómoda no será siempre la más conveniente. Y a tu mente, mejor dicho, a tu Ego, no le gusta aceptarlo. Se considera invencible, pero desde esa misma rigidez es desde la que actúa.

En vez de resolver los problemas, los parchea hasta que vuelvan a molestarle. Tirándoles un poco de mierda encima para que no asomen tanto como hacían antes.

El problema de esto es que, al repetirse tanto este proceso, acaba por tirar tanta mierda que, poco a poco, forma un montón de ella que es imposible no oler.

A la que responderás reactivamente, perdiendo tu foco, tu energía y creando fugas por las que tu potencial se desvanecerá sin que apenas te enteres.

Y siguiendo el ejemplo de las fugas (que es muy representativo), quiero que te sumerjas en este… 

Escenario Parcheador:

Estás colocando el Belén de Navidad en el nuevo apartamento que has adquirido.

Ya está casi terminado, quedan un par de detalles e invitar a tus amigos a verlo junto con el piso.

Hasta que te das cuenta de que… ¡el río artesano que te había dejado tu tío tiene una fuga!

Piensas: “¡qué putada!” Y viendo que el agua filtrada va a estropear el serrín contiguo, lo primero que se te ocurre no es quitarla, sino coger un poco de cinta aislante y ponerla en el agujero.

Observas que el agua vuelve a su cauce y respiras aliviado por haber detectado el fallo antes de que se hubiera liado un estropicio.

Recreándote en lo que pudo haber sido, te cuestionas: “verdaderamente he actuado a tiempo, pero ¿cómo sé que no habrá más fugas? El río me gusta y no me apetece pagar 80 € por otro. ¿Debería al menos comprar un poco de masilla para arreglarlo bien?”

 

Compréndelo de esta forma:

La cinta aislante es un Parche. La masilla, una herramienta para Arreglar.

Si te preguntas por qué la cinta no puede ser un arreglo y es un parche, te recomiendo que veas el siguiente y corto vídeo, con el que puede que te sientas identificado:

Después de verlo quizás te estás proyectando y declaras: “Pobre ardilla, todo lo malo le pasa a ella”. Cuando lo que realmente opinas es: “Pobre de mí, parece que tengo un imán para las desgracias”.

Lo que no ves es que detrás de esa fachada victimista se encuentra el origen de tus problemas.

De la misma forma que la ardilla, para conseguir su objetivo, su bellota, se dedica a Parchear y acaba por quedarse IMPOTENTE, Tú te encierras en la evasión que esos parches te ofrecen. Rechazando una realidad de la que te has disociado y temes aceptar.

Al fin y al cabo, en el vídeo y en el ejemplo propuesto con la cinta, Parchear no está solucionando el problema. Tan solo está retrasando lo INEVITABLE.

No digo que hacerlo sea completamente inútil. Quizás en el ejemplo sacar el agua no sea la mejor opción, y poner ese trozo de cinta te ayude en ese determinado instante. Porque…

Los parches son momentáneos

Usarlos tiene la capacidad de ayudar de 2 maneras:

    1.      Te aporta tiempo hasta que estés preparado para Arreglar. En este caso, tiempo para ir a la tienda a por masilla.

    2.      Te permite disociarte de la emoción presente y apreciar la situación de una manera más objetiva. En este caso, que no te pongas nervioso y tires todo el agua, o rompas algo.

El problema está cuando haces de ese parche momentáneo tu arreglo “permanente”. Y esto no es complicado que ocurra, teniendo en cuenta que la historia podría perfectamente seguir así:

 

Mientras miras dubitativo el río con su parche de cinta e intentas recordar cuál es el comercio más cercano para encontrar esa herramienta de arreglo, tu atención se ve solicitada por otro elemento.

Es la tele nueva del piso, que, después de los anuncios en que habías aprovechado y detectado el problema, ofrece un avance del siguiente programa que suscita tu interés.

Miras la tele. Miras el sofá nuevo y mullidito. Mirás nuevamente el río con el parche y… en menos de 5 segundos, concluyes: “Nah, no es nada, seguro que aguanta” A la vez que te dispones a abstraerte con el nuevo parche que supone el programa televisivo.

En los siguientes anuncios vas al baño. A la vuelta te fijas en el río. Y para tu desgracia… tiene otra fuga. Exclamas: “Joder, no te puedes estar quieto” Al mismo tiempo que agarras otro trozo de cinta y cubres la fuga de manera idéntica a la vez anterior.

Cuando acabas de ponerla, te quedas mirándolo dubitativo… Aunque, de pronto, un estímulo capta tu atención y…

 

Creo puedes imaginarte el desenlace. Uno en el que el río ya no sea un río, sino que se parezca más bien a una maqueta hecha de cinta, y en el que, además, los malos humos no falten.

Lo cierto es que a la gente no se le da muy bien Arreglar las cosas.

Quizás porque no quieren, quizás porque no pueden o saben hacerlo.

Admitámoslo, es más fácil llamar a un fontanero, tu padre o tu tío el manitas que ponerte a revisar la fuga. Ahora bien, ¿debería ser esto un problema?

En ocasiones, sí. En otras en las que no se cuente con los recursos o conocimientos necesarios, no tendría por qué serlo. Siempre y cuando se tenga en cuenta que es mucho más proactivo desarrollar la autonomía y no tener que depender tanto de lo externo. Ese aprender a tomar el control de tu vida y las decisiones que tomas.

Hoy en día, puedes subsistir e incluso tener descendencia sin mover un solo dedo, ya que hay recursos suficientes como para lograr este objetivo. Sin embargo, antiguamente la gente tenía que ganarse el pan de cada día. Tenía que trabajar para ser una gran líder o cuidar del resto para poder pertenecer a una sociedad. En definitiva, cumplía un papel.

Ese papel se ha visto emborronado por la hiper-especialización. Que hace que podamos llegar a saber mucho acerca de un ámbito, pero nada del resto.

Un desconocimiento que será el preludio de una tendencia a Parchear por no saber Arreglar.

Así, verás a grandes científicos desarrollando terapias contra el cáncer, pero que no tienen ni idea de relacionarse con su pareja y familia. Amas de casa que saben relacionarse muy bien con su familia y conocidos, pero que no entienden de nutrición y del ejercicio necesario para que su cuerpo les permita trabajar. E incluso podrás encontrar gente muy comprometida con su salud y físico, pero que después no sepa ponerlo en juego, se deje arrastrar para encajar o se halle anclada en un empleo que consiste en estar sentado todo el día, que no le gusta y del que teme salir.

 

Ortega y Gasset decía: El pasado es revenant, si se le echa, vuelve.

De esta misma manera, cuando parcheas tus problemas o los obvias, van a volver a resurgir.

Ya sea porque no has sabido aceptarlos, abrazarlos e integrarlos en tu vida. Porque no has sabido cambiar de Aires y buscar vientos más favorables. O porque simplemente no has tenido el coraje de afrontar esa situación que tanto temes (sí, le tienes miedo).

No, no es sencillo ponerse a buscar la masilla cuando tienes el teléfono más cerca, una herramienta que además sabes utilizar.

Sin embargo, utilizar esa masilla, aunque más tedioso al principio, va a reducir tus problemas a la mitad cuando vuelvan a aparecer.

He ahí la magia de Arreglar. Entonces…

¿Qué es Arreglar?

Arreglar es hacer los cambios necesarios a algo que no funciona correctamente para que deje de hacerlo. Aquí ya no se tapa o se intenta hacer menos obvio el problema, sino que se solventa.

Arreglas tu vida cuando eres capaz de superponerte a una situación por tus propios medios. De forma limpia y utilizando los recursos necesarios para que no solo te deje de perturbar por un tiempo, sino que lo deje de hacer por un periodo que Creas necesario, suficiente y conveniente.

Un gran indicador de que has conseguido Arreglar esa situación es que te sientes bien contigo mismo. Ya no tienes miedo a que reaparezca ni la estás aguardando ansioso, sino que te notas poderoso, preparado y en forma por si tuvieses que volver a lidiar con ella.

Sientes que has sido capaz de hacerla tuya y utilizar aquello que estaba dentro de tu área de influencia para cambiar algo que no te gustaba hacia algo que sí. Y que serías capaz de repetirlo.

De esta forma, cuantas más cosas arregles, más competente te sentirás. Algo que, a la larga, tendrá un efecto positivo en tu autoimagen y valor. Y que te reportará con una mayor autoestima, resiliencia y atrevimiento ante las próximas situaciones adversas que la vida te depare.

Ya que esto es una continua batalla en la que las pérdidas están aseguradas, pero en la que el hecho de asimilarlas y ponerles remedio depende de Ti.

 

Es un agrado compartir este momento de reflexión contigo. Cuéntame: ¿Te dedicas a Parchear las cosas más que a Arreglarlas, o eres uno de esos pocos afortunados que lo hace al revés?

De cualquier manera, por si no se te habían ocurrido con la metáfora del Belén, o por si habías decidió Parchear esa parte y simplemente disfrutar de la lectura ya que “esto tú no lo necesitas, solo lo lees por gusto”, te voy a dejar algunos…

Ejemplos para identificarTe:

  • Parcheas tu vida cada vez que comes ultraprocesados “no tan malos” o que excusas como “tu 10%”, cuando haces de ese 10% un 60% y no sabes alimentarte saludablemente.
  • Arreglas tu vida cada vez que te interesas por cómo lo que comes afecta a tu cuerpo y entiendes cómo la industria te manipula, para así poder trascender ese estado y mejorar tu estilo de vida, comprometiéndote de manera objetiva.
  • Parcheas tu vida cada vez que vas al gimnasio en coche y tu rutina consiste en hacer “lo que te salga”, sin progresión alguna, mirarte al espejo y hablar con los de ahí. Pensando que después lo compensarás con un batido post-entreno.
  • Arreglas tu vida cada vez que entiendes como utilizar tu cuerpo como la herramienta que es, definiendo unos objetivos claros a alcanzar, entrenándolo inteligentemente y suplementándolo cuando lo necesites y tu correcta alimentación no lo supla. Con el fin de hacer que tu cuerpo hospede mejor tu vida y no con el de engrandar tu Ego físicamente.
  • Parcheas tu vida cada vez que usas cosméticos con la intención de tapar o arreglar.
  • Arreglas tu vida cada vez que te preocupas por el estado de tu interior para después hacerlo por el de tu exterior.
  • Parcheas tu vida cada vez que te masturbas, usas apps de citas, sales con amigos de relleno o criticas a las parejas de estos con el fin de obviar un sentimiento de soledad.
  • Arreglas tu vida cada vez que consigues reconciliarte con tu soledad, aceptando que los demás son acompañantes de un viaje que recorres Tu.
  • Parcheas tu vida cada vez que lloras, te quejas y victimizas de tu situación, con la intención de que alguien te dé consuelo o te haga sentirte valorado por algo.
  • Arreglas tu vida cada vez que proactivamente prevés las situaciones que pueden darse para estar preparado, y estoicamente y con resiliencia superas las que no esperabas.
  • Parcheas tu vida cada vez que te dejas arrastrar por los gustos comunes o la opinión ajena.
  • Arreglas tu vida cada vez que formas tu propia opinión y juicio acerca de lo que quieres y lo que no, de lo que debes hacer y lo que preferirías no tener que hacerlo.
  • Parcheas tu vida cada vez que discutes con tu pareja por algo que te importa y lo solucionas teniendo sexo con ella o supeditando la discusión a otra actividad para ver si “así no vuelve el tema”.
  • Arreglas tu vida cada vez que te responsabilizas de la parte que conformas en esa pareja y, asertivamente, expresas tus gustos y necesidades cuando lo creas conveniente. Antes de que se dé el conflicto o durante éste si no lo viste venir o es conveniente expresar cómo te sientes respecto a la situación presente.
  • Parcheas tu vida cada vez que sigues currando de algo que no te gusta e inviertes el dinero en cosas que no necesitas ni propician un cambio.
  • Arreglas tu vida cada vez que decides reinventarte profesionalmente, persiguiendo aquel desempeño que resuena con tus valores y propósito, por activa y por pasiva.
  • Parcheas tu vida cada vez que tienes un problema pasado o presente y lo intentas olvidar comiendo, trabajando en otra cosa, haciendo deporte excesivo, o sumiéndote en la desinhibición que te proporciona el alcohol / la dopamina que te genera entrar en las RRSS, ir de compras, jugar a videojuegos, etc.
  • Arreglas tu vida cada vez que abrazas tus problemas, entiendes el dolor y duelo por el que necesitas pasar, y consigues dejarlos ir.

 

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