2-4: Total Rick-tal

2-4: Total Rick-tal

rick y morty 2-4

Para el Recuerdo:

¿Existo? ¿Qué es real? y ¿De quién deberíamos fiarnos cuando no podemos hacerlo ni de nosotros mismos? En este episodio podemos apreciar una clara similitud con el trasfondo de la película de Christopher Nolan, Memento, la cual trata de explicar que “los recuerdos desvirtúan, son una interpretación, no un registro, y no importan si tienes los hechos”. Vemos como una plaga de parásitos se apodera de las mentes de nuestros protagonistas y origina falsos recuerdos en ellos, unos recuerdos que les llevan a observar y actuar ante la realidad de una manera distorsionada. Ahora bien, ¿qué pasaría si esa plaga fuese real?, ¿si los parásitos fueran los medios de (des)información, tu familia, amigos que actúan de manera radical ante un tema…?

Beth se cuestiona: “¿No podemos fiarnos de ningún recuerdo?” Es aparentemente sencillo implantar recuerdos falsos en la gente o modificar los preexistentes; varios experimentos que se han llevado a cabo medían la influencia que un experimentador podía tener sobre diferentes sujetos y sus experiencias pasadas (reales o no), así como sobre las emociones involucradas.

Algunos ejemplos son las pruebas en que se ponía en juego la disonancia cognitiva, condición por la cual los sujetos justificaban a posteriori las acciones que habían tomado durante el experimento, modificado su actitud ante este o cambiado las emociones que alegaban sentir en su transcurso, gracias a algún factor externo que el experimentador ponía en juego. Otros miraban la verosimilitud que un testigo podía tener en un juicio, por lo que presentaban un mismo vídeo de 2 coches colisionando en un cruce y al rato de verlo se preguntaba acerca del evento; el experimento se dividía en 2 grupos, el grupo al que se le preguntó “¿A qué velocidad SE ESTRELLARON los coches?” respondió con una velocidad media mucho mayor a la del otro grupo, al que se le preguntó “¿A qué velocidad CHOCARON los coches?”

Por último, me gustaría comentar aquellos experimentos en los que se no se cambiaba, modificaba o intensificaba recuerdos, sino que directamente se originaban sin que los sujetos se dieran cuenta. Estos ensayos han sido diversos, variando desde el anterior de los coches, donde el grupo de mayor velocidad también aseguró, en mayor proporción, recordar ver cristales rotos en el suelo (cuando los coches solo tenían un ligero rasguño), hasta otros como el de los adultos que de niños “habían viajado en globo aerostático” y rememoraban su experiencia con detalles que ellos mismos acababan inventando, o como los que “recordaban” la foto que se tomaron con Bugs Bunny en sus increíbles e inolvidables vacaciones en el Port Aventura, cuando este personaje pertenece exclusivamente a la franquicia Warner Bros.

Existe una parte de nuestra mente que sabe realmente quienes somos (almacena el Yo), otra que nos indica quienes son los nuestros y de dónde venimos, y una adicional que regula nuestros comportamientos básicos e instintivos. La primera de ellas es la que más se trata de estudiar y se sigue buscando a día de hoy, pues puede explicar muchos de los rasgos de nuestra naturaleza, creencias, miedos, etc. Aunque hay varios ejemplos de sujetos con patologías que han conseguido disociarse parcialmente de ella, su No Reproducibilidad experimental lastra de corroborar las diversas hipótesis planteadas, lo que causa que no exista un claro consenso, perduren teorías dispares y nada complementarias, y siga tratando de descubrirse su origen.

Esta “cualidad humana” siempre ha dado mucho que reflexionar, pues condiciona por si sola la manera en que vamos a interpretar todo estímulo, ya que daremos a este un significado el cual nos afecta subjetivamente de alguna manera. Y este significado subjetivo afecta a nuestro Yo (a nuestro Ego) sobre el que formamos nuestra propia y particular realidad. Su repercusión es fácilmente apreciable ya en los filósofos antiguos como Descartes, quien se hacía preguntas como la de Jerry (¿Cómo sabemos si yo soy real?) con las que llegaba a distintas conclusiones, que involucraban la existencia de demonios que engañan, la majestuosidad de Dios o nuestra propia inteligencia como “motor principal” del universo (con su Pienso, luego existo).

Al fin y al cabo, siempre vamos a ver la vida a través de nuestros ojos (es una forma de hablar, no desprecio a los ciegos) y, por ello, la cuestionaremos siendo el punto central de esta y tergiversando la realidad para poder encajar en ella adecuadamente (dándole un sentido). De ahí el surgimiento de algunas teorías como el solipsismo, que nos llevan a plantearnos cuestiones como la de Rick cuando exclama “¡¿Es que soy el único real en la tierra?!”

La otra parte que comentaba que nos indica quiénes son los nuestros y de dónde venimos sería aquella que ya mezcla los elementos Subjetivos con los Objetivos y una, que como hemos visto, es más fácil de distorsionar, aunque Jerry (como muestra equivocadamente) diga “No hacen falta pruebas ni lógica para saber quién es de la familia”. Probablemente todos los que estemos leyendo esto tengamos claro e incluso nos atreveríamos a jugarnos un riñón por decir quién es nuestra madre (¡Cómo olvidar los rasgos, tacto y olor de la persona que nos trajo al mundo!). Pero ¿acaso recuerdas tu nacimiento? No seríais los primeros ni los últimos en sorprenderos si un día descubrierais que sois adoptados o niños robados (y además habríais perdido un riñón).

Sin embargo, esa parte que regula nuestros instintos sería la más complicada de hackear artificialmente (al menos no con la tecnología genética hoy presente), pues esta es producto de miles y miles de años de evolución respaldada por selección natural y la responsable de que, no haya trampa ni cartón, nos prevenga de meternos en asuntos que no considera seguros. Esta es la misma que provoca a los gatos saltar cuando ven un pepino (por su similitud a las serpientes), la misma que provoca que Rick repita el nº 6 en el papel (porque sabe cuántos son realmente en casa), la misma que permite a algunas personas ciegas recorrer sin tropezar un camino de obstáculos y la misma que activa nuestro sistema nervioso simpático al ver imágenes subliminales de peligro de las cuales podríamos no ser siquiera conscientes.

Como veis, es más fácil de lo que asemeja confundir pensamientos, recuerdos y emociones que tuvimos en un pasado lejano, de ahí que los testigos en los juicios prolongados causen tantos problemas. Y sí, es algo que a todos nos pasa, por mucho que lo neguemos. Si no me creéis preguntadle al hombre que (por mezclar su memoria) confundió y detalló el retrato robot del Unabomber basándose en el rostro del primer dibujante que le había pedido uno años atrás… 

Por este motivo hay que estar más alerta que nunca, porque en una civilización donde el acceso a la información es tan sencillo, ¿quién nos asegura que esta sea veraz? Los parásitos solo tenían recuerdos bonitos, y muchas personas manipuladoras se nutren de estos para embaucar a sus víctimas, no dejándoles observar la otra cara de la realidad y fomentando que estos puedan extenderse fácilmente. Pues, al estar los recuerdos y creencias siempre ligados a alguna emoción, estos se transmiten más eficientemente si en sus víctimas crean placer, miedo extremo u odio hacia algo de lo que “deban protegerse”.

Rick diría algo como que los flashbacks son las delicias de la mente, especialmente si nos identificamos con nuestro Ego. Está claro que no podemos fiarnos de nuestros recuerdos, y este es un tema que trato con más profundidad en mi taller: Nuestra Mente nos Engaña.

Más de una vez yo mismo he perdido apuestas con amigos cuando consultando la galería de fotos esta no apoyaba mi sesgado punto de vista. Lo que sí tenía claro es que esas personas eran mis amigos, y no amigos de mentira que se instalan en recuerdos de mentira (algo común hoy día).

De esta manera, si queremos recordar bien, hemos de ver pruebas sólidas que respalden nuestras interpretaciones (y sepamos que no estén falsificadas, claro). Pues Lápiz López afirma que todos cometen errores y por eso tiene una goma, la diferencia está en que una mala decisión tomada por un recuerdo distorsionado no puede ser borrada así como así. Aunque confíes en tus instintos y pruebas materiales, recuerda actuar con consciencia y calma, pues solo así lograrás estar en paz.

 

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