Pareja por Elección y Condición: Cómo elegir adecuadamente

Pareja por Elección y Condición: Cómo elegir adecuadamente

pareja por elección y condición, cómo elegir pareja

¿Tienes pareja? Atento a esto.

¿No la tienes? Échale un ojo igualmente. Quizás te veas reflejado en alguna anterior o este artículo te ayude a no cagarla a la hora de elegir y encontrar la siguiente.

 

Una pareja es una persona con la que compartes una relación sentimental. Una persona con la que te comparTes.

Lo idóneo en este tipo de relaciones sería que cada uno aportase lo que tiene, formándose una sinergia única. Un conjunto en el que, desde la individualidad de cada uno, exista una retroalimentación y reciprocidad. Características que permitan a los integrantes alcanzar sus objetivos de forma eficiente, y con más motivación, a la vez que aportando un nuevo enfoque.

Todo esto suena muy bonito, y lo sería si así fuese. Pero, comúnmente, no lo es.

 

Tú no buscas ni tienes una pareja para conseguir todo esto (de ser así contáctame y nos tomamos un café), sino que buscas y tienes una pareja con la finalidad de que te saque de tu desdicha diaria.

Eso es, amas a tu “compañer@ de vida” no por la persona que es, sino por la persona que te “hace sentir” a Ti cuando estás a su lado. En realidad, eres un jodido Egoísta que necesitas que otro cure tu infelicidad debido a que no Tú no eres lo suficiente maduro para hacerlo.

Por esa misma razón, acabas pagafanteando con esa persona “especial” a pesar de que sus metas tengan el mismo parecido a las tuyas que el que tienen un elefante y un ratón.

La misma razón que te conduce a amoldarte a la otra persona y a dejar tus proyectos de lado por ella o, por el contrario, a subestimar los suyos y a forzarla a adaptarse a tu mundo.

Y, si prestases atención, verías que eso no viene más que a decir que tienes una…

Mentalidad de escasez

Parte de tenerla es culpa tuya, parte influencia de lo externo. Todos nos hemos tragado de niños el cuento de las medias naranjas y los príncipes Disney. ¿El problema? Que ambos son igual de reales.

En la vida no existen medias naranjas. Tragándote esos bulos lo único que consigues es justificar tu situación de mierda. Alegando que ésta se debe a que te falta la mitad del puzle, cuando la verdad es que tu naranja se encuentra enterita, pero un poco mohosa por tu mala conservación.

En realidad, el mundo está formado por diferentes y completas piezas de fruta. Hay naranjas, limones, peras, mandarinas, fresas… y sus combinaciones a veces son deliciosas y otras dejan mal sabor de boca.

Al fin y al cabo, cada persona es única, un mundo, una fruta. Por eso, en tu relación con ellas, no puedes estar pendiente de ver si te hacen sentir completo. Porque ya lo estás, y el darse cuenta de ello es trabajo tuyo.

No hacerlo equivaldría a que yo tuviese un Ferrari recién sacado del taller y repostado y, al rato de estar montado, me quejase a causa de que no se mueve. Cuando, si estuvieses conmigo, verías que se debe a que nadie le está pisando al acelerador.

De igual manera, en el mundo real tu eres el propio chófer de tu Vida. Y si no mueves el coche, si sigues dejando que te hagan Creer que otro tiene que conducir por ti o mostrarte el origen de tu sufrimiento, el motor acabará por estropearse debido a la inacción.

Y en el momento en que no eres consciente de esto y persigues algo irreal, o lo eres pero prefieres seguir viviendo en ese mundo de fantasía, acabas por tener una…

Pareja por Condición

pareja por condición

Esta no es una pareja que consciente y objetivamente te gustaría tener. Una con la que perfectamente te ves trabajando codo a codo, a gusto, respetando el espacio de cada uno y a la que profesas un amor incondicional.

Al contrario, la pareja por Condición consta de ti y un integrante al que quieres porque te hace abstraerte de tu mísera situación. De forma que, momentáneamente, te sume en otra realidad que Crees puede ser tuya sin hacer nada, sin pisar ese acelerador.

Un proceso y estado que, aparte de disociarte de la verdad, propician que idealices a la otra persona. Que sobrevalores aquellas cualidades que a Ti te reportan felicidad, subestimando las demás, y sin tener en cuenta su integridad o si a ella acaso le repercuten positivamente.

Si te preguntas cómo puedes llegar a saber si ese es tu caso, trata de contestar lo más sincera y honestamente a la siguiente pregunta: ¿Por qué estás o quieres estar con esa pareja?

  •         ¿Acaso pone un orden en tu vida que tú no consigues poner?
  •         ¿Acaso te sientes mal por ser la única persona de tu círculo sin una?
  •         ¿Acaso quieres experimentar el “amor”?
  •         ¿Acaso te gustaría contar con ella siempre que estés sufriendo para que te apoye?
  •         ¿Acaso refuerza tu Ego por la belleza o posición social que ostenta y “te traspasa”?
  •         ¿Acaso no has superado aún que tu ex te dejara?
  •         ¿Acaso te hace sentir comprendido o que tu vida tiene sentido?
  •         ¿Acaso buscas alguien que quiera tener sexo contigo?
  •         ¿Acaso te hace sentir único y diferente al resto?
  •         ¿Acaso estar con ella te hace olvidarte de lo “hundido” que estás?
  •         ¿Acaso lo que valoras es que te haga sentir querido o que alguien se preocupe por ti?
  •         ¿Acaso te saca de una monotonía diaria?
  •         ¿Acaso es de gran apoyo o importancia para tomar decisiones complicadas?
  •         ¿Acaso incrementa tu percepción de lo que puedes conseguir?
  •         ¿Acaso te reconforta el hecho de poder enseñar a alguien tu parte más vulnerable?
  •         O ¿acaso te ayuda a encontrarte o a ver el valor de tu persona?

Te diré algo, en todas las problemáticas anteriores el origen está más cerca de lo que Crees. Como que no toleras tu soledad, que eres un niño pequeño dependiente, que no te valoras, etc.

Y tener o buscar una pareja por el mero hecho de suplir una o varias de estas “necesidades”, no te va a hacer tener una pareja, sino tener un parche.

Una situación Condicionada que te desconecta de quién realmente eres, de cumplir tus objetivos sin que estos estén supeditados, de tu independencia y de comprender que es el verdadero amor.

No te juzgo que cuestiones si esto que te acabo de soltar es verídico o no, de hecho lo aplaudo. Aunque no es algo que me acabe de inventar o suene empoderador, sino que lo he vivido.

Mi pareja por Condición

Comenzaba mi etapa universitaria y mi vida estaba experimentando un gran cambio. Desde dejar de vivir con mis padres, tener que hacer nuevas amistades, dejar de lado otras y tratar de entender de una jodida vez que quería hacer con mi vida.

Y a las 2 semanas la conocí. No tenía un físico despampanante, alguna habilidad que me dejase boquiabierto, una mansión privada o una filosofía de vida que me hiciera replantearme mi existencia. Lo que más teníamos en común era vivir en la misma residencia.

Digamos que era bastante normalita, como la mayoría de adolescentes que puedes ver hoy en día. Más pendientes de emborracharse para evadir sus penas y no hacerse responsables de sus actos, y de lo que una pantalla inerte “pueda decirles”, que de cuestionarse el mundo del que forman parte, averiguar cuál es su papel y reunir el coraje necesario para tomar acción.

En este caso, una cosa llevó a la otra y ambos teníamos ganas de pasarlo bien. Lo que no entendíamos es que, para hacerlo, íbamos a acabar dependiendo del otro.

Yo llevaba toda la vida a mi bola, unas veces con más compañeras, otras con menos. Con ella no pensaba que fuese a hacer algo diferente. Simplemente, no veía que destacase más que el resto o que me fuese a aportar algo diferente.

De hecho, dejé mi marco claro (en la medida que mi asertividad lo permitió) para que tampoco se hiciera ilusiones. Y me llegué a replantear si me apetecía seguir manteniendo una relación más estrecha con ella, o simplemente ser amigos.

Pero había algo más, un par de Condicionantes que no conseguí gestionar adecuadamente y que acabaron por marcar el rumbo de nuestra dinámica, al menos desde donde yo la experimentaba:

Mientras que yo era un novato universitario, ella era veterana, por lo que sabía cómo funcionaba el tinglado, moverse por la ciudad, los sitios especiales del lugar, etc. Una información que a mí me podía venir muy bien tanto personalmente como para luego liderar a mis compañeros novatos.

La otra, es que ella cursaba mi misma carrera, en su respectivo año. Y la tentación de tener apuntes, modelos de exámenes pasados y una profe particular (gracias de nuevo por ayudarme a sacar química, y mucho más) hizo que sucumbiese.

¿Tenía más opciones? No voy a esconder que había alguna chica en mi ciudad y otras en esa misma residencia tratando de averiguar que era lo que la otra vio en mí. ¿Merecían la pena? Sinceramente, tampoco se descualificaban demasiado ni me encontré con candidatas que me cautivasen profundamente. ¿Las había? Puede que sí, puede que no. Yo escogí este camino.

 

Así que, teniendo a mi disposición una mujer que conocía más que yo y que iba a ahorrarme horas de estudio poco productivo, decidí dejarme arrastrar y ver dónde me llevaba la cosa.

Además, como he mencionado antes, nunca había tenido una pareja formal. Y este momento podía ser una interesante oportunidad para tratar de comprender este mundo. Uno del que hoy te estoy hablando y contando mi experiencia.

Sé lo que puedes estar pensando, que cabrón, aprovechado, cerdo, asqueroso y lo que más se te venga a la mente. Pero te diré algo, nadie es inocente. Y, normalmente, lo que ves en los demás es un reflejo de tu persona. Por ello, te deseo una buena introspección.

Si hoy te estoy contando semejante historia desde esta perspectiva no es porque me sienta orgulloso ni profundamente arrepentido. Sino porque he entendido y aceptado, objetivamente, que fue aquello que me llevó a tomar semejantes decisiones y como repercutió en mi vida.

Al final, el roce hace el cariño y, tras unos cuantos aclaramientos, epifanías y emociones mixtas, nos embarcamos en una relación monógama (cada uno por sus motivos).

Y, como en muchos puntos de esa misma relación, no solo al principio cuando tenía dudas, fui Egoísta. No solo Egoísta con ella, sino especialmente conmigo mismo.

Ese ser Egoísta no hizo nada por mi salvo apartarme de una realidad que no quería ver. Su papel era retrasar lo inevitable y hacer que obviase/parchease los problemas que no aceptaba o toleraba.

El Ego que sirve de sustento a esa clase de comportamiento es el mismo que define la calidad de tus relaciones. Un Ego que lo único que consigue es minar tu autoestima, empatía y potenciar tu disonancia cognitiva (una justificación no fundamentada) ante las acciones que visceral o emocionalmente, y con poca comprensión y respeto, decidiste emprender.

Cuanto más integrado estés o te sientas con él, mas personalmente te tomaras aquello que suceda y menos racional serás en tus juicios. Si lo piensas, es imposible juzgar objetivamente algo a lo que te da miedo mirar, intentar compararte de otra manera estando anclado a una Condición.

Un Condicionamiento que, no controlado, te lleva a Creer tener que “amar” a alguien a quien ya no amas o lo has hecho nunca. A perpetuar una situación dolorosa por temor a un mayor dolor ante la incertidumbre. Y a dejar de hacerte caso aun cuando en el fondo sabes que algo no va bien.


¿Quería saber cómo era la experiencia de tener una pareja? Sí, me generaba curiosidad. ¿Me molaba la idea de tener un flujo de experiencia y un camino trillado? ¿Al Ego de quién no le gusta esa propuesta? Ahora bien, ¿quería yo tener una novia? No estoy muy seguro de ello.

¿Significa esto que todo el tiempo que estuve en pareja fue tiempo perdido? Primero, no considero que exista el tiempo perdido, sino mal invertido. Segundo, en absoluto. Para mí fue uno de los procesos de aprendizaje más grandes en mi vida, tanto a nivel relacional como personal. Un proceso en el que pude compartir muchas experiencias únicas, y que verdaderamente aproveché.

¿Lo volvería a repetir si retrocediese en el tiempo? Sin duda, de principio a fin. Unas partes fueron muy felices, otras normales, algunas descorazonadoras, y de cada una obtuve unas enseñanzas que hoy en día siguen orientando mi obrar. Puede que sea una experiencia que íntegramente no le recomendaría a todo el mundo, pero sí a mi yo de aquel entonces.

Entonces, ¿hubo malos momentos? Claro que los hubo, malos y peores (desde mi subjetividad). Quien te asegure estar en una relación sin discusión, miente (eso déjaselo a Disney). Pero igual que hubo malos, hubo buenos. Y hubo mucho amor, un amor que yo no había experimentado hasta entonces y que, a pesar de mi Condición, cambió mi forma de ver el conjunto que formaba.

El proceso de aprendizaje siempre está ahí. Ya tengas el Ferrari o un coche al borde del desguace, en lo que lo puedas utilizar, vas a aprender a conducir. Quizás con más dificultades, quizás con menos. Aunque, como todos los coches y lecciones, existe un principio y un fin.

Y, como era de esperar, no buscando un coche, sino el aprender a conducir (cosa que hice con un coche bastante normalito). Y no buscando una novia, sino el aprender a estar en pareja (a la cual ya te he presentado y no daré más detalles, cotilla), el día llegó.

¿La razón por la que decidí terminar la relación? Creo que te la puedes imaginar. La misma por la que antes de empezarla tenía reticencias. Curioso, ¿verdad?  Simplemente nuestros objetivos y propósitos de vida no coincidían. Juntos hacíamos menos que separados.

Podían haber cambiado en el viaje que recorrimos, y cierto es que lo hicieron un poco, aunque no lo suficiente para subsanar las Condiciones de ambos y mi sentimiento de incongruencia. Un sentimiento que, como en la película Origen, había encerrado dentro de mi subconsciente con el fin de que no aflorase. Pero que, sin darme cuenta, estaba Condicionando TODO.

origen subconsciente

Es probable que te parezca frío contando esto, pero entiende que es la única manera de que mi subjetividad y Ego no interfieran con la realidad. Si tú no eres capaz de verte contando una historia parecida distanciado de tus emociones, te adelanto que tienes un gran trabajo por delante.

No todo el mundo, ni mucho menos la mayoría, se atrevería a admitir sus errores o tendría la ecuanimidad que he tenido yo a la hora de narrarte la historia. Pero es que no todo el mundo posee las herramientas necesarias para gestionar una situación con semejante nivel de desapEgo. Porque prefieren justificar sus actos y personalidad en base a lo que otros “les hicieron” en el pasado, en vez de aceptar su parte de responsabilidad.

(Inciso: puede que te estés sintiendo incómodo leyendo este artículo, es normal y un gran indicio de que hay algo que necesitas arreglar en tu vida. Si, por el contrario, te estás sintiendo ofendidito o asqueado con la lectura o el autor, ósea conmigo, puedes reportarlo en la sección de…

Ah no, que es mi blog y subo lo que me apetece. Entonces siempre te queda la opción de irte y, cuando te aburras de ver el canal “Papá Noel existe” y decidas cambiar a “la cruda, y a veces dolorosa, pero emocionante realidad”, volver 😉)

Obviamente también es más complicado valorar una relación de calidad sin referencia, si no has experimentado cierta cantidad, pero siempre puedes medir cómo te sientes Tú.

Bueno, ¿qué? Yo me he sincerado contigo, ahora te toca a ti. Vuelve a las preguntas del apartado Pareja por Condición y responde para tus adentros (o en los comentarios si eres valiente): ¿Seguro que no hay alguna de estas razones, u otra que se me ocurra, que explique por qué quiero estar o estoy con esta persona, pero muestre una Condición que subordine nuestra relación?

Si aún no sabes la respuesta, o estás confuso acerca de si tu estado se debe a una o varias de esas Condiciones, deja que te presente la otra concepción del asunto para que compares.

Pareja por Elección

pareja por elección

Como mencionaba antes: Tu Ego va a definir la calidad de tus relaciones. Así pues, una persona que lo ha distinguido y trabajado tendrá menos problemas a la hora de relacionarse con los demás. Porque entenderá desde donde actúa y cómo gestionarlo.

Con esto no quiero decir que vaya a tener menos disputas, algo que también será cierto en la mayoría de los casos teniendo en cuenta que su reactividad se reducirá. Y, ante éstas, no se torturará, victimizará o guardará rencores, sino que las tolerará mejor y aprenderá de ellas.

Una pareja por Elección se encuentra cuando te has reconciliado con tu soledad, no necesitando que nadie cubra un vacío de tu interior, ya que sabrás rellenarlo tú mismo.

Cuando entiendes tu propósito y vocación, no absorbiendo a la otra persona ni acoplándote en los suyos por tu carencia, sino entendiendo que cada uno tiene sus propios y que estos necesitan ser cultivados con un tiempo y dedicación igual de importante o más como lo puede ser estar contigo.

Cuando has aceptado y abrazado tus mierdas y traumas pasados, un estado en el que no necesitarás exigir al otro que haga un trabajo insatisfactorio, interminable e incoherente por ti, sino que serás capaz de actuar y expresarte desde esa resiliencia y lecciones que obtuviste.

Cuando entiendes que Tú eres la máxima fuente de tu Valor y felicidad, no esperando a que otros te lo confirmen o descubran por arte de magia.

Cuando entiendes que hacer el amor y tener sexo son cosas diferentes, valorando la primera y no teniendo necesidad, urgencia o exigencia por la segunda.

Cuando tienes la madurez necesaria para admitir y asimilar lo que haces, no poniendo a los demás como intermediarios de las consecuencias, o tratando de evadirlas.

Cuando te respetas a ti mismo y tus necesidades, entendiendo que las de los demás son igual de importantes para ellos.

Cuando te sientes bien contigo mismo y no necesitas que los demás te den su aprobación, sino que haces lo que crees que debes hacer en el momento idóneo, y eso te reporta felicidad a ti, y a los demás (si se atreven a verlo), a la larga.

Y cuando dejas buscas el “amor” fuera, porque comprendes que el verdadero amor nace desde ti.

Ese amor, el amor maduro, es incondicional. No pone barreras, requisitos ni trabas. Al contrario, es benévolo, independiente y busca ayudar desde la buena voluntad, la felicidad propia y valores como el compañerismo o el altruismo.

Poseyéndolo, se deja de buscar una “pieza esencial” que cure o trate aquellas partes algo dañadas o que ni siquiera se poseen. Más bien, desde una Elección consciente y libre de prejuicios, se es capaz de amar a los demás intrínsecamente, no por quién te hacen sentir a ti, sino por quién son.     

            

Cuando tienes una pareja por Condición, la quieres por quién eres Tú.

Cuando tienes una pareja por Elección, la quieres por quién es Ella.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *