No Veas la Televisión

No Veas la Televisión

no veas la tele

Deja de ver la tele, y las redes sociales también.

 

¿Por qué deberías? Por varios motivos que ahora verás, pero principalmente porque hacer esto te dará tiempo para invertirlo en ti mismo y tus aficiones productivas.

Además, tendrás espacio para pensar por ti mismo. Eso es, nadie te dirá qué es aquello que deberías hacer o qué es lo mejor para ti. Tendrás libertad para decidir.

La mayoría de los medios de comunicación utilizan tus emociones primitivas en tu contra para hackearte. Haciéndote creer determinadas cosas y forzándote subconscientemente a que las sigas sin protestar u oponer resistencia.

 

El problema de esto es que aquello que te inducen a Creer no está basado muchas veces en verdadera información contrastada, verídica y neutra, sino en…

Desinformación

En el siglo XXI ya son pocas las personas que viviendo en países desarrollados no consumen contenido de fuentes como la televisión o RRSS.

Por ello, estos medios de comunicación masivos tratan de ganar el mayor número de audiencia posible. Con la finalidad de ganar más dinero a través de sus anunciantes o de transmitir de forma encubierta una propaganda política, social o económica acorde a su afiliación.

Y en este proceso que puede ser totalmente lícito, lo que no lo es son los medios que utilizan para consecuencialistamente llegar a esos fines.

Ofreciendo en muchos casos información imprecisa, incompleta y sesgada acorde a esos intereses propios en pro a una información veraz, objetiva y legítima.

Omitiendo puntos de vista relevantes o sacando esas noticias antes de verificar su autenticidad para ser pioneros. Y no disculpándose, o no arreglando esto el daño causado si siquiera lo llegan a hacer por un escueto comunicado, después de incurrir en graves errores.

 

Un sensacionalismo es lo que muchos de ellos buscan crear, exagerando o distorsionando los acontecimientos para generar un impacto emocional en los consumidores. Dejando con ello de lado la verdadera esencia de la realidad.

Incluso no serán pocas las veces que la información proviene de fuentes no verificadas o poco confiables. Lo que lleva a la difusión de unas noticias que generan confusión y desinformación en el público.

Esto no es algo nuevo, son bien conocidas las fake news, esas noticias falsas que deliberadamente transmiten información inexacta como real con el propósito de escandalizar y manipular al receptor, y que tan difíciles son de controlar.

Porque en una época en la que uno puede ser fácilmente consumidor y productor de contenido, la posverdad (estado en que priman las opiniones subjetivas y emocionalidad frente a los hechos objetivos) reina.

Incluso generar una noticia falsa hoy día no es gran cosa, teniendo en cuenta que hasta las IA nos pueden arrojar fotos realistas artificiales.

 

Así es como no solo los anuncios pueden ser engañosos y presentar productos o servicios de manera exagerada utilizando la manipulación, sino como la propia televisión y RRSS funcionan.

Hay ejemplos bien sonados de noticias falsas que podrás encontrar por internet y otros que si investigas más a fondo quizás te dejen los pelos de punta por las intenciones que guardan detrás.

Entonces, ¿cómo evitas caer en esa trampa manipulativa?

Lo más sencillo es no viendo la tele ni RRSS destinadas a dar noticias de eventos globales o nacionales. Tranquilo, si ocurre algo importante en el mundo te acabarás enterando.

Y aquello que es pseudoimportante de veras que no tiene relevancia en tu vida. Puedes hacer el ejemplo y tratar de recordar 5 noticias relevantes de la semana pasada o del mes anterior.

Seguro que no consigues recordar muchas a pesar de que pasases horas consumiéndolas, porque éstas solo te afectaron en ese momento y después pasaron a hacerlo inconscientemente.

Si igualmente quieres estar al día de lo que pasa puedes diversificar tus fuentes, contrastar la información y cambiar a los TikTokers que gritan cuando alguien llama mujer a una mujer por otros que te hagan un resumen de las noticias semanales en un minuto y de forma objetiva.

Pero todavía es más importante desarrollar un pensamiento crítico y tomar consciencia.

Algo que no se consigue a través de consumir más de ese contenido, sino de ver diferentes fuentes, profundizar en las bases teóricas de los temas tratados y no creerse todo a la primera de cambio.

Adquiriendo una visión holística de los hechos y aprendiendo a juzgarlos por tu propia cuenta.

Aunque realmente es difícil ver algo en un medio famoso de comunicación y no darlo por verídico inmediatamente, porque aquí entra en juego el…

Sesgo de Autoridad

sesgo de autoridad

Si una nueva epidemia surge en Francia con riesgo de expandirse a España, ¿a quién harías más caso en cuanto a las recomendaciones para evitar contagiarte, a tu tío o a la tele?

A pesar de ser objetos inertes, la televisión y el teléfono tienen un poder especial, el de hacer importante a las personas que contienen.

Evolutivamente tendría sentido ya que esas personas con más relevancia saldrían ahí después de haberse ganado el respeto de todo el mundo y su papel como representantes de un determinado ámbito, mejorando la calidad de vida de los demás.

La cuestión es que actualmente hasta tu primo pequeño puede tuitear maliciosamente que la cocinera de la escuela tira mocos a la comida, simplemente porque no le dejan repetir patatas fritas, y antes de que se sepa la verdad la noticia ha llegado a Japón.

 

El sesgo de autoridad hace referencia a una credibilidad excesiva que se pone en una persona por el mero hecho de que parezca profesional en un ámbito o que, como en este caso, se le dé una especial relevancia o “respaldo” en las redes sociales.

Una credibilidad por la que acabas dando por sentadas muchas de las cosas que pueda decir o hacer, sin siquiera pararte a pensar si tienen coherencia.

Y lo peor de todo es que la sociedad de hoy día está tan intercomunicada que este sesgo puede crear una enorme confusión en el vulgo.

Solo hace falta que te remontes al periodo en que las vacunas de un conocido virus empezaron a surgir, en el cual podías ver sesgos de autoridad tirando de ambas posturas.

Por una parte, los científicos y sanitarios (gente especializada en el ámbito de la salud) te aseguraba que las vacunas son necesarias para cuidarte a ti mismo y a los demás a través de la inmunidad de grupo.

Por otra, algunos actores y personajes públicos (gente con mucho prestigio) hacía afirmaciones respecto al “riesgo” de que las vacunas contuviesen microchips o no sé qué historias más.

¿Qué hacías tú? A no ser que tuvieses mucho conocimiento sobre el tema y un gran pensamiento crítico, cagarte de miedo por ambas partes y estar indeciso.

Incluso entre los expertos es sencillo que existan diferentes opiniones.

Por eso, antes de poner tu confianza en una persona que salga hablando de un tema concreto por un medio digital, igual que lo puedes hacer con otra de carne y hueso, sé objetivo, crítico y no des nada por sentado. Y eso incluye todo lo que estés leyendo en este blog.

Analiza la información presentada, independientemente de la autoridad que la respalde, y busca evidencia y verificación adicional de varios puntos de vista.

De igual forma, podríamos argumentar por qué no deberías tener en cuenta lo que dice el instagrammer, youtuber o tiktoker de turno, ni las modas que surgen continuamente por estos medios. Pero prefiero presentarte a un gran enemigo de la “caja boba”:

Pier Paolo Pasolini, Contra la Televisión

pasolini

Pasolini fue un escritor y director de cine italiano que en varias de sus obras, especialmente en Escritos Corsarios, recalcó la influencia negativa de los medios de comunicación en la sociedad.

Su conflicto de interés puede intuirse, pero aún así sus argumentos dan para razonar:

Resumidamente, Pasolini consideraba que la televisión era un medio que promovía la homogeneización cultural, la banalización y la manipulación de la información y la cultura.

Ya que este aparato actuaría como un instrumento de control y dominación, con el poder de imponer una visión estandarizada y superficial del mundo a sus consumidores.

De esta forma, la televisión sería un medio que promueve una cultura de masas, en la que además se enfatizan valores comerciales, y se relega la calidad artística y la diversidad cultural.

 

Según él, “ningún centralismo fascista ha logrado hacer lo que ha hecho el centralismo de la civilización del consumo”, ya que en otros modelos fascistas muchas de las culturas optaban por permanecer “imperturbables” y “adaptadas a sus modelos antiguos”.

Mientras que en éste “la adhesión a los modelos impuestos por el Centro es total e incondicional”.

Así sería como las ciencias prácticas se han supeditado a la búsqueda del placer, al hedonismo. Donde “la nueva industrialización ya no se contenta con que el hombre consuma, sino que pretende que no sea concebible otra ideología que la del consumo”.

Si anteriormente la ideología impuesta por el poder para homologar a la ciudadanía era la religión, en la época de Pasolini ésta compitió con el hedonismo de masas. Ahora hay un claro vencedor.

¿El problema? Que los que han aceptado este nuevo modelo consumista, impuesto por los medios de comunicación, consiguen realizarlo en una medida tan escasa que se vuelven sus “víctimas”.

Algo que hizo a Pasolini afirmar de su propia gente que “como pollos cebados, los italianos han absorbido rápidamente la nueva ideología irreligiosa y antisentimental de la podre: tanta es la fuerza de atracción y de convicción del nuevo tipo de vida que el poder promete, y tal es, también, la fuerza de los medios de comunicación de que dispone el poder”.

 

Con todo esto concluye que “no hay duda que la televisión es autoritaria y represiva como ningún medio de información en el mundo lo ha sido nunca”.

Un aparato que fomenta una sociedad consumista y alienada, en la que se pierde el sentido crítico y la capacidad de reflexión en aras de promover la uniformidad cultural y el consumismo.

Y finalmente argumenta respecto a éste: “No es sólo un lugar a través del cual pasan los mensajes, sino que es un centro elaborador de mensajes. Es el lugar donde se hace realidad una mentalidad que de otro modo no se sabría dónde colocar. Es mediante el espíritu de la televisión que se manifiesta en concreto el espíritu del nuevo poder”.

 

Lo que quiere decir que no solo eres rehén de tu teléfono o la televisión, sino también de los designios de lo que estos aparatos contienen.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *