Lapidar tu Espiritualidad

Lapidar tu Espiritualidad

lapidar tu espiritualidad

Lapidas tu espiritualidad.

 

Lapidas tu espiritualidad cada vez que, sustituyéndola por la religión, la dejas sepultada tras un montón de piedras difíciles de quitar.

Haces esto no porque toque o sea necesario, sino como ha ocurrido en semejantes escenarios, porque no comprendes el valor que tiene aquello a lo que estás inconscientemente atacando.

Y especialmente, porque no sabes aceptarlo e integrarlo en tu persona. De tal forma que cuando lapidas tu espiritualidad no estás lapidando algo externo sin más, estás lapidando una parte de ti.

Porque la espiritualidad no es algo etéreo o incomprensible, sino más bien una…

Dimensión Espiritual

El ser humano, en su clasificación antropológica, se compone de varias dimensiones.

Una de ellas es la espiritual. Dimensión que te incita a creer en cosas incomprensibles, a pensar que hay algo más que lo que estas viviendo y a argumentar que el principio de las cosas no surge así como así, sino que tiene una explicación “extramundana” que lo respalda.

Pero espiritualidad, como se recalca en la descripción de esta sección, no es religión.

Y esto es algo que muchos siguen confundiendo incluso en esa clasificación antropológica.

Es decir, que tengas tendencia a creer en algo no implica que tengas que hacerlo imperativamente.

Tampoco que tenga que ser en algo concreto que no puedas juzgar o valorar por ti mismo.

Por eso, cuando te marcan el camino a seguir, tu dimensión espiritual se atrofia. Porque lo único que estás alimentando es la construcción cultural que se ha hecho sobre ella.

Una construcción que impide ver los cimientos a los que activamente no los buscan. Que impide encontrar el verdadero origen de la religión y su extensión.

Llegando a un punto en el que no solo se desprecia el autoconocimiento, sino donde se estará minando los verdaderos encuentros con Tu espiritualidad.

 

Es más, cuando sigues una religión de forma ciega, ni siquiera llegas a adorar a Dios directamente. Tan solo lo haces a través de sus mensajeros, a través de un filtro sesgado que poco o nada puede llegar a contener de lo que intenta respaldar.

Esto puedes comprobarlo cuando se habla de Jesús de forma totalmente divinizada, a pesar de que son muchos los textos olvidados que narran su verdadera condición humana.

Y la naturaleza humana no es para nada perfecta, sino que está limitada por la biología. Donde, además, los pensamientos y recuerdos son fácilmente maleables, como ya viste aquí.

¿Por qué nunca cuestionas lo que dice tu cura si es igual de humano que tú? Quizás porque pienses que se basa en el evangelio, aunque dudo que se lo sepa de memoria si no es un savant.

Igualmente ¿quién escribió los evangelios y el antiguo testamento? HUMANOS. ¿No cuestionas que se hayan podido equivocar al escribir o que su memoria falle después de que esos hechos que narran fueran escritos muchos años después de que los viviesen, o ni siquiera eso?

Es así como poco a poco va surgiendo un adoctrinamiento religioso que dista mucho de la espiritualidad laica que representaría a esa dimensión espiritual en su plenitud, sin adulterar.

Un adoctrinamiento igual de obsoleto que la propaganda que se hace de su religión y que trata de obrar desde el miedo.

Entonces, …

¿Son Compatibles la Religión y Espiritualidad?

espiritualidad y religión

Por su puesto, aceptar e integrar creencias religiosas en tu vida diaria puede ser muy beneficioso siempre y cuando se haga con criterio y consciencia.

Pero, si bien es cierto que ciertas prácticas religiosas pueden conectar estrechamente con las espirituales, fomentando esa introspección y conexión con lo transcendental, muchas de ellas carecen de fundamento y se basan en compromisos u obligaciones.

Pudiendo reducirse prácticas como el rezar a meras repeticiones de oraciones, igual que hacías en la escuela. Y otras como el ir a misa, asistir a un lugar para reunirte con conocidos y quedar bien ante los feligreses y “Dios” en vez de hacerlo como una forma de comulgación.

 

Para Hume, uno podría ser cristiano o de otra religión establecida por varios motivos, pero nunca porque su razón se lo indique. Ya que, según él, creer en los milagros y en algo que no podemos probar o queda fuera de nuestro alcance es irracional.

Lo cierto es que ante la fe no habría argumentos plausibles en contra simplemente porque tampoco los habría a favor. No hay debate que pueda hacerse. Puedes creer o no hacerlo, es cosa tuya.

Por eso, puedes aprovechar las prácticas religiosas para reconectar con la dimensión espiritual, contigo mismo y con los demás a la vez que trabajas tu disciplina. Utilizando la religión como una herramienta diaria en tu camino de crecimiento personal.

Algo que se debe a que empezarás a actuar relajadamente, creyendo que todo tiene una razón de ser y que no existe ninguna para preocuparse de más.

Y además podrás compartir unos valores morales basados en una beneficencia común y una agradable convivencia con los demás religiosos de tu comunidad.

 

¿La pega? Que seguir una religión, aunque se haga más o menos, no va a conseguir que la dimensión espiritual cobre un peso decisivo sobre las demás áreas que has de trabajar.

Es decir, por mucho que vayas a misa o reces 3 padre nuestro al día, aunque lo lleves a cabo con toda tu fe, tu dimensión personal no se arreglará si sigues teniendo una autoimagen monstruosa.

Quizás en esa comunidad encuentres gente que te apoye, y en tus prácticas la serenidad y motivación para afrontar estos problemas. Pero estos nunca se resolverán a menos que tomes acción, por mucho que se lo pidas o supliques a las deidades.

Sin embargo, esto último es lo que muchos te harán creer en aras de que no trates de avanzar en ningún ámbito más y te dediques exclusivamente al suyo. Adquiriendo así una…

Una espiritualidad encauzada

encauzar tu espiritualidad

El creyente dirá que cree por fe, pero el científico sospechará que lo hace por causas psicológicas o sociales a esclarecer.

Es innegable que la cultura actual está sometida a un proceso de secularización que afecta a gran parte de las normas morales, las cuales vienen propuestas desde las religiones institucionales.

Al fin y al cabo, como viste en el origen de la religión, estas solían tener un papel protector y de desarrollo. Pero, ¿qué ocurre cuando ya no son “necesarias” y se siguen cumpliendo sin ser cuestionadas?

Que uno pierde su individualidad creyendo que la está cediendo a un poder superior que no llega a alcanzar. De manera que nada que haga por su cuenta, ya sea favorable o adverso, quedará exento de algún tipo de súplica o agradecimiento hacia fuera.

Así es como muchos religiosos acaban elevándose desde la idolatría al teísmo para luego volver a hundirse en la idolatría, en un bucle sin fin.

Creyendo que la propia felicidad y desgracia dependen de los designios de algo externo a sí mismos y, por tanto, temiéndolo a la vez que adorándolo.

Afirmaba Hume que entre los fanáticos religiosos el corazón detesta, en secreto, las medidas de venganza cruel e implacable, pero su entendimiento no se atreve sino a considerarlas perfectas y merecedoras de adoración.

De forma que el sufrimiento producido por este conflicto interior agrava todos los otros terrores que acechan a las víctimas de la banal superstición.

Razón por la que muchos de los fieles, o quizás la mayoría, ya no buscan el favor divino por medio de la virtud o la conducta moral, sino por medio de prácticas frívolas.

Dejando de la lado el propósito por el que comenzaron a realizarlas, para pasar a completarlas por “compromiso” o por la satisfacción de dar una “buena” imagen.

Y piedra a piedra, todas arrojadas de manera inconsciente, acaban por lapidar su espiritualidad.

 

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