Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran… ¿seguro de que nunca has intercambiado ese “MI” por un gran “TU”? Te torturas por quién eres y torturas a los demás por quién son. Alegando como en la mencionada fábula del escorpión y la rana que “no has de tratar de engañarte con los demás”. “Que hay personas malas por naturaleza” que no “sentarán la cabeza” o que las cosas no cambian. Que el esperma fertiliza, los adolescentes se masturban y los científicos hacen ciencia, y siempre será así. Lo que acaba por provocar que obvies la aceptación y responsabilidad propias.

La Respons-Habilidad es la capacidad de cada uno para ser responsable de sus acciones, así como el juez último de ellas. Pero, como todas las habilidades, ésta no se desarrolla de un día para otro. Puede que unos la integres y otros prefieras echarle la culpa a las “personas equinas”.

No sufres por ser tolerante y amar a los demás por como son, sino por creer que la “ingenuidad” es una debilidad. Que es mejor estar siempre alerta, desconfiando. Semejante escenario solo consigue aflorar tus prejuicios, justificar las acciones de los otros y, consiguientemente, las tuyas. Autolimitándote (con expresiones como “solo sirvo para…”) y encasillando injustamente a los demás, ignorando su contenido y basándote superficialmente en su portada o etiqueta.

En Piloto Automático, no serás de distinguir una catapulta de un fundíbulo, de apreciar sus sutiles diferencias que los hacen únicos, sino que solo juzgarás en base a lo que te ofrezca el Ego. Así, comprenderás tus pretensiones como una práctica Egoísta. Y pasarás a interpretar el papel del escorpión en la fábula mencionada (como proclama Rick con su “creía que me costaría convencerte”). Siendo incapaz de conectar con tu Esencia y con la del Otro. Incapaz de ver objetivamente que es lo que te da de comer, y de encontrar sinergias y el beneficio mutuo.

Actuar de esta manera no solo te distancia del autocontrol y la humildad, sino que hará que te comportes como un paranoico. Creyendo, que, como has hecho algo “malo”, todos los demás van a juzgarte (como refleja Morty con su espontáneo “¡no tiene pruebas!”). De hecho, creerás que todas sus interacciones contigo serán para poner en duda tu integridad (“¿lo dices para intentar que diga algo?”, cuestiona Morty). Y esto te llevará a proyectar tus inseguridades en los demás (como se aprecia en Jerry con su “¿en qué ayudas tú?”), y a evadir tu responsabilidad.

Al fin y al cabo, y como diría Rick, esto va de asumir que a veces la cagas, a pesar de que te de vergüenza admitirlo. Puedes lamentarte por lo sucedido y pedir perdón (aunque nada de eso va a cambiar el pasado), pero lo esencial es ser sincero con uno mismo. Hasta los niños mienten, es normal, si bien no recomendable. Lo importante será lo que engendre y como manejes esa mentira, una mentira que, en última instancia, habrá derivado de tu baja asertividad.

Claro que no quieres que haya consecuencias, pero las hay. Y sin consciencia solo las verás cuando ya sea demasiado tarde para evitarlas o subsanarlas. No puedes irte sin dejar rastro o pensando que, como opina Morty, “no vale la pena removerlo”. Tus problemas están ahí contigo y te acompañarán hasta que los aceptes y reconozcas tu parte de responsabilidad. Puedes ponerles nombre, identificarte con ellos y hasta usarlos como base de tu nueva personalidad reactiva. Pero esto derivará en que dejes de confiar en las personas y tu propia capacidad, en que te sea imposible poder mostrar un interés genuino, en que no consigas crear y mantener relaciones sostenibles y en que continúes pensando que, pase lo que pase, “no puedes cambiar lo que eres”.

Las limitaciones, problemas y mentiras salen “listas para funcionar”. Esto es así porque a tu mente subconsciente le cuesta menos identificar lo negativo que lo que te hará feliz a la larga. “El primer paso sería analizar el ADN”, dice el científico. Encuentra el origen de tus afecciones. Lo difícil es tomar cartas en el asunto, adoptar una actitud proactiva y responsabilizarte sin esperar nada a cambio. Ir más allá de la piadosa mentira, la culpa y las concepciones de bien/mal. Pues, como afirma Rick: “Todos podemos cambiar lo que somos, es lo que nos define como especie”.