¿Qué lugar indica el billete de tu destino? ¿Cómo estas yendo hacia él? ¿Merece la pena el viaje? y ¿Es siquiera factible o una simple proyección/ilusión? Existen ciertas personas capaces de contarte una historia diferente a las demás, la historia de su vida. Ésta es única y especial para ellas hasta el punto de que, rememorándola, obtienen diversos aprendizajes inherentes. Consiguiendo orientar su vida de una u otra manera e incorporando a los personajes que elijan.

Para hacer una obra maestra debes tener la mejor función, acompañada de los mejores actores, claro. Cada uno tiene una versión de la historia, lo importante es que tu definas bien la Tuya. Entiendo que a veces no es sencillo tener la mejor de todas. Tranquilo, tampoco es necesario. El quid de la cuestión radica en crear una propia, en que sus cimientos tengan Tu Marca Personal, y en que aceptes los consejos y ejemplos, pero sin integrarlos ciegamente, sino utilizándolos, como diría Rick, a modo de guía estructural para darle después tu propio estilo. Pues, como la mona que se vestía de seda, una copia, por más exacta que sea, sigue siendo una copia. Y las sombras ya te las ofrece el Sol como para que te dediques a crear otra de tu Vida en base a la de otro.

“¿Recuerdas haber subido al tren?” pregunta Rick. Cuando tomas consciencia suele ser demasiado tarde para darte cuenta de cómo has llegado. Podrías estar perfectamente en una simulación, en el “Roy”, en Matrix, o en un tren de juguete. Puede incluso que no sea canon con todo lo experimentado y creído hasta entonces. ¿Pero ya que estás aquí, que te impide disfrutar? Te aferras más de lo que deberías a cuestiones banales que poco o nada hacen por ti más que tratar de saciar un Ego insaciable. Intentas dar un orden a un caos interminable y te sientes vacío, porque es imposible conseguirlo. Harto tienes con controlar tu destino para que encima quieras controlar el de los demás o el de las condiciones externas, algo fuera de tu Locus de Control Interno.

¿Cuántas son las veces en que te has encontrado siguiendo un estilo de vida o comportamiento que no ha surgido desde ti? Tienes una sensación de pérdida de continuidad en tu alocada vida porque aún no has comprendido su propósito. Y eso te lleva a desarrollar una antología personal que trate de arrojar una explicación racional. De esta manera, te relevas a posturas extremistas con las que tratas de conectar, de encontrarte, pero que no sabes defender. Y no sabes defenderlas no porque no te lo hayan enseñado en el colegio, sino porque estas forman un recurso literario con el que te sobreidentificas y no te permite perder, pues eso supondría pervertirte a ti mismo.

Así, unos creen que “el único motivo para viajar en tren es llevar armas” o que “tu único propósito en la vida es comprar y consumir”. Otros que para que una película sea buena ha de pasar el Test de Bechdel, y algunos que todo carece de sentido y es demasiado fácil si no presenta una cuenta atrás (cuando la propia vida podría suponer una). La cuestión es: ¿Tienes un plan o vas por libre?

“Las figuritas no tienen alma, son marionetas del destino”. Entonces, ¿cómo termina tu historia? Es muy probable que no lo sepas, aunque lo que sí puedes intuir es que, en el momento que te obsesionas con esto, todo lo demás falla. ¿Por qué? Porque no estás aprendiendo a valorar el proceso, a hacerlo desafiante y remunerador. Por tanto, te frustras cada vez que no consigues algo de forma inmediata. Lord Narrativo lo expresa así: “No puede haber destino si no hay viaje”.

Puede que hacer todo el recorrido te parezca tedioso, aburrido, insulso… y hasta te apetezca tener una pistola de portales. Pero como diría Rick: “no olvides la verdad más elevada”: lo importante de ese recorrido es forjarte, hacer que te desarrolles y convertirte en verdadero merecedor de lo que está detrás, algo que incluso puedes llegar a rechazar por haber visto nuevo mundo en tu viaje.

Da igual que te repitas. Incluso, a veces, es necesario y has de poseer Disciplina para poder afrontarlo (como hacer abdominales todos los días). Toma consciencia y aprende a interpretar tu propia realidad, a descubrir tu talento. A aceptar y dejar ir a gente en tu trayecto. Y a descubrir que “el mejor invento es el regalo de la Vida”; y este regalo no es un destino, es un camino.