1-4: Los alienígenas de los giros inesperados

¿Vives en una simulación? ¿Qué es real? Esta es la misma cuestión presentada en la película The Matrix, probable inspiración de este capítulo. Una cuestión que podría llevarte a perder la noción del mundo y tu existencia, así como la de aquello que te rodea, como le pasa a Rick en la escena post-créditos. Pero dejando este asunto para una reflexión de la película mencionada, me centraré en la otra problemática del episodio: la discusión sobre si lo que te pasa está bien merecido o no.

Al comenzar, Jerry tiene una presentación de un producto con la que no está a gusto. Como denota su lenguaje no verbal, no Cree en su fuero interno que su eslogan vaya a ser revolucionario. Y estos prejuicios propician su actitud sumisa y derrotista. La cual se ve reforzada bien porque el esfuerzo implicado y el necesario no coincidan o a consecuencia de su gran falta de autoconfianza.

Por ese motivo, al darle la simulación el visto bueno y “la enhorabuena”, Jerry se crece y vuelve a casa con la cabeza alta. Situación que, como él mismo muestra, hace mucho que no experimenta y que, de haber poseído la simulación mayor rendimiento, tampoco hubiese experimentado. Pues una vez relajado tras un “gran” polvo (quizás proyectándose de alguna manera o sintiéndose libre de otra) y pasada la emoción de éxtasis, Jerry retoma contacto con sus sentimientos. Y estos, al ser por naturaleza más duraderos que las emociones momentáneas, y al no ser congruentes con su éxito actual, provocan que su conciencia se vaya viendo invadida de remordimientos.

Así, tras analizar su situación y fomentando su actitud de baja autoconfianza, Jerry exclama: “es demasiado bueno, no me lo merezco, soy un fraude”. Acabando por rechazar su logro y tratando de dilucidar porque se le ha obsequiado si “no se lo merece”. Cuando lo único que necesita es actuar más a gusto. Algo que podría obtener del uso de herramientas como la Ley de la Atracción, una gran (según se use) aliada en el comienzo y desarrollo de un profundo crecimiento personal.

Jerry acepta su destino tras hablar con su jefe y sorprendentemente reafirmarse en la postura de que su producto molaba. Y aunque esto podría condicionarle a cambiar su actitud en el largo plazo, en el corto sigue persistiendo su sentimiento de poco valor y victimismo. Condición por la cual apenas existe resignación por su parte cuando descubre que todo fue una mera simulación.

Finalmente, cuando acontece su entrevista en el mundo real, a los empresarios no les gusta. Esto puede ser debido a 2 motivos distintos o conjuntos: El primero de ellos sería que Jerry, tras aceptar su cruda e “incambiable” realidad, persona y “suerte”, así como su actitud autolimitante, volviese a adoptar su postura derrotista e introvertida. En el segundo, Jerry, tras la simulación, acudiría confiado a presentar su producto en la entrevista real (Creyendo saber cómo irá esta), pero volvería con las manos vacías. Pues a pesar de su carisma, los inversores son personas inteligentes que normalmente saben diferenciar una idea “normal pero bien vendida” de una idea bien vendida pero de contenido pésimo. Por eso, trata de crear tu vida a base de ladrillos y no de humo.

Por último, me gustaría recalcar el gran parecido de los “villanos” (sobre todo el jefe) con el “antihéroe” de la película Megamind, y la similar actitud de este personaje a la de Jerry. Y es que, aunque en esa película el personaje intenta “destruir” al héroe, este considera internamente que no se lo merece, que no se está esforzando demasiado y que nunca podrá posicionarse por encima de él. De ahí que cuando lo “mata”, su actitud, tras el semejante éxtasis, deviene como la de Jerry. No creyéndose merecedor de su logro y hasta tratando de clonar otro héroe para que demuestre que realmente, y no solo en su cabeza, está en lo cierto y no debería ser reconocido.

Teniendo en cuenta esto, considero que es muy importante desarrollar una correcta autoconfianza, creérnoslo (aunque al principio se asemeje algo al narcisismo o comience como un fake it till you make it), no subestimar aquello que hacemos, y merecer debidamente los premios que obtenemos. Pues si nosotros mismos no somos capaces de valorar el tiempo y esfuerzo que hemos dedicado a algún ámbito concreto, nadie más será capaz de hacerlo.